¡Llegó el gran día!

El primer domingo de Noviembre, esa fecha que tanto tiempo has esperado

Llegó el gran día. Por fin está aquí el primer domingo de Noviembre, esa fecha con la que tanto tiempo has soñado. El que va a ser, te lo aseguro, el mejor día de tu vida. Hay una canción que se titula, precisamente, así: “Best day of my life”, de American Authors. Si no la has escuchado, te recomiendo que lo hagas. Empieza así: “I had a dream so big and loud I jumped so high I touched the clouds” (Tuve un sueño tan grande y tan fuerte que salté tan alto que toqué las nubes).

Cuando suena el despertador no eres persona. Casi en estado de vigilia, comprueba con todos tus relojes (el del móvil, el del GPS, el de muñeca…) que es la hora correcta para ponerse en marcha.

Aún quedan unas cuantas horas para correr…

Si estás en un hotel, probablemente el desayuno no esté puesto aún, salvo que tengan la deferencia con los maratonianos o que lo hayas pedido expresamente. Para evitar sorpresas, lo mejor es que previamente hubieras comprado algo y lo tengas en la habitación para comértelo. Será la primera comida del día, pero no la última antes de la carrera. Ten en cuenta que todavía quedan unas cuantas horas para empezar a correr (con un poco de suerte, si estás en la primera oleada, unas cinco horas). Así que tendrás que hacer un primer desayuno y después, ya en la zona de la salida, uno más potente.

La “Ciudad que nunca duerme” amanece para un gran día. Lo más curioso cuando salgas del hotel es que te cruzarás con mucha gente que todavía está de fiesta. No eres tú el que debe asustarse, porque esas horas de la madrugada (las 5h30 o las 6h00) son habituales para una noche de marcha. Los que deben asustarse son los demás al verte en chándal camino de una maratón, eso sí que es poco común a estas horas.

De camino a la salida, te encontrarás con otros corredores que, como si fueran zombies, van apareciendo de repente, en mitad de la oscuridad, con un rumbo fijo. A esta hora todavía hace mucho frío, así que abrígate bien.