Hoy no es un día cualquiera, hoy es un día especial: hoy empieza el otoño. Y no he venido aquí a anunciar algo obvio. Tampoco quiero darte algún consejo sobre la Maratón de Nueva York, como suelo hacer habitualmente. Simplemente quiero hablar de un estado de ánimo: el que provoca la estación más bonita del año. Prepárate una infusión, ponte los auriculares y vamos a meternos en situación…
Mientras escuchamos a Ella Fitzgerald susurrar “It’s autumn in New York,
It’s good to live it again” (es otoño en Nueva York, está bien vivir otra vez), piensa que entramos en la estación en la que se disputa la Maratón de Nueva York. La Gran Manzana te va a recibir con un gran manto de hojas de tonos ocres, dorados y amarillentos. Es el momento más especial para la ciudad, en el que los árboles empiezan a cambiar de color y hacen que todo cobre sentido.
Recuerdo cuando fui a correr mi primera Maratón de Nueva York, allá por 2008, que en los días previos a la carrera, antes de viajar, recibí el correo de un buen amigo que ya estaba allí. En su email me describía con todo lujo de detalles la belleza otoñal de la ciudad. Aquellas palabras fueron justo el aliento que necesitaba en ese momento, cuando la fatiga empieza a apoderarse del corredor después de tantos meses de entrenamiento y parece que no llega el gran día. La foto del Bow Bridge a la izquierda refleja mejor que ninguna otra imagen lo que te estoy contando.
Empieza, por tanto, la estación en la que se van a concentrar la mayoría de tus tiradas largas. Es posible que, incluso, estés leyendo este correo después de una de ellas. Y en las próximas semanas vendrán más. 20 kilómetros un domingo, media maratón al siguiente, incluso es posible que caigan hasta 30 kilómetros próximamente… Tendrás que convivir con el cansancio durante el otoño. Pero, también, ten por seguro que es cuando obtendrás el gran premio: llegar a la meta del Tavern on the Green.
En Central Park es donde se acumula toda la belleza de la estación otoñal. Tendrás la oportunidad de correr por sus caminos en los días previos a la maratón. Y sentir el crepitar de las hojas secas al pisarlas. Justo ahí, en ese escenario tan cinematográfico, escenario de tantas películas, es donde se encuentra el final feliz a la historia que estás escribiendo: conseguir la medalla de la Maratón de Nueva York. Como estos corredores de la foto, que caminan justo después de cruzar la meta con cara de cansancio, pero también con la satisfacción de haber cumplido con su objetivo, bajo el cobijo de las hojas otoñales.
Ninguna película ha reflejado mejor lo que te estoy contando que “Otoño en Nueva York”. Así que, si te apetece meterte en situación, te dejo el trailer y te hago un spoiler: prepara un buen cargamento de kleenex.
Es una historia bonita, pero triste a la vez. Te deseo un feliz otoño. Nos leemos la semana que viene.