La primera Maratón de Nueva York tuvo lugar un cálido día de finales de verano de 1970. Más concretamente el 13 de septiembre. El recorrido consistió en algo más de cuatro vueltas a Central Park. La cuota de inscripción fue de 1 dólar y el presupuesto total de la carrera fue de unos 1.000 dólares.
La carrera fue dirigida por el presidente del New York Road Runners, Vince Chiappetta; y Fred Lebow, un miembro de NYRR que se había unido a correr para mejorar su juego de tenis. Lebow se enganchó al deporte y corrió prácticamente todas las carreras de NYRR, incluida la Cherry Tree Marathon de 1970, celebrada en febrero en el Bronx.
Lebow sabía que tenía que haber un lugar mejor para correr un maratón, y su idea fue Central Park, que el alcalde John Lindsay había cerrado recientemente a los automóviles los fines de semana. En julio, él y Chiappetta consiguieron un permiso. Eligieron una fecha para la carrera en septiembre, antes de la aglomeración de eventos deportivos y culturales de otoño.
Pocos participantes en la primera Maratón de Nueva York
El domingo 13 de septiembre de 1970 fue cálido y soleado, no ideal para correr 42,195 kilómetros por las colinas montañosas de Central Park. La hora de inicio para la primera Maratón de Nueva York se fijó para las 11:00 de la mañana. Los participantes fueron pocos (sólo 127), igual que los espectadores. Algo que contrasta con los más de 50.000 inscritos que hay actualmente y los millones de personas que se agolpan durante el recorrido para animar.
De los 127 que empezaron la carrera, sólo acabaron 55 (menos de la mitad). Larry Trachtenberg fue uno de ellos.
El primer ganador fue Gary Muhrcke, con un tiempo de 2:31:38. Nina Kuscsik fue la única mujer participante. Pero tuvo que abandonar hacia la mitad de carrera por un virus estomacal. Después ganaría la prueba en 1972 y 1973, además de Boston en 1972 y 1974.
Los primeros clasificados recibieron relojes de pulsera y trofeos reciclados. Después de la ceremonia de premiación, los corredores y familiares disfrutaron de sándwiches y latas de refresco. Aunque tuvieron que esperar pacientemente mientras alguien encontraba un abrelatas.