El ritual de la salida

Todo es especial y diferente en el Puente de Verrazano

Maratón de Nueva York
(Foto NYRR)

La salida de la Maratón de Nueva York es uno de los rituales más populares del mundo del deporte. La megafonía empieza a avisar (en diferentes idiomas, el español por supuesto) sobre las 8h30 que es el momento de empezar a dirigirse hacia la línea de salida. Recuerda que dentro de cada oleada hay distintos corrales. Estos son una especie de compartimentos, separados por cuerdas de mil en mil corredores, para hacer la salida más ordenada y escalonada, sin entorpecernos. Están perfectamente señalizados con carteles que indican desde qué número de dorsal puedes entrar en ese corral. Si tienes cualquier duda, pregunta a los voluntarios que hay a la entrada de cada uno de ellos.

Los corrales están asignados en función de la marca que acreditaste en la inscripción, para intentar agrupar más o menos a los corredores según el tiempo que tengan estimado hacer. De esa forma, siempre saldrás con gente de tu nivel. Por eso, es importante que seas sincero cuando realices la inscripción. En caso de que vayas a correr con alguien y no tengáis el mismo corral asignado, ten en cuenta que no podrás ir a un corral por delante del tuyo (hay personal de seguridad que lo impide), pero sí podrás acceder a los que estén detrás del que te corresponde. Aquí todavía tendrás hueco suficiente para terminar de calentar.

El mismo color de tu zona de salida corresponderá al que tienes en la línea de salida. El azul y el naranja empiezan desde arriba del puente, mientras que los verdes desde abajo. Lógicamente, la parte superior es más impresionante, porque vas al aire libre, además de ver los helicópteros.

Se tardan unos 30 minutos entre que llegas al corral y atraviesas la línea de salida. Cuando empieces a correr, habrán pasado casi 5 horas desde que te despertaste. Pero habrá merecido la pena esperar tanto tiempo, porque esta salida es uno de los momentos más inolvidables para todo aquel que la corre.

Todo es especial y diferente

Un ceremonial perfectamente programado para hacer que recuerdes esta experiencia el resto de tu vida. Todo arranca con el himno de Estados Unidos, interpretado a capella por algún famoso cantante. Ahí, los americanos se colocan la mano en el pecho, se quitan respetuosamente la gorra y cantan emocionados el “Star-spangled banner”.

Es el momento para los profesionales. Desde que en 1992 la carrera tuvo salida falsa, más de una docena de corredores pertenecientes a la Policía y a los Bomberos unen sus brazos para evitar que nadie salga hasta que el cañón se dispare. Mary Wittenberg, la antigua directora del NYRR, tomaba la palabra y decía siempre su habitual frase:

“We wish each of you the race of a lifetime.
The city is all yours today! Are you ready to run?”
(Os deseamos a cada uno de vosotros la carrera de vuestras vidas.
¡La ciudad es entera para vosotros! ¿Estáis preparados para correr?)

Dos cañones de 75 milímetros, sobre un camión de la armada, disparan un par de cañonazos al aire. Y el “New York, New York” de Frank Sinatra es la señal inequívoca de que esto ha comenzado. Te dejo la letra para que vayas ensayando y la puedas cantar el día de la carrera:

“Start spreading the news, I am leaving today.
I want to be a part of it, New York, New York…»

Mientras empiezan a salir los corredores, aprovecha para terminar de estirar, cierra los ojos, siéntete parte de esto y respira. Has llegado hasta aquí, así que saborea este momento que tantas veces has visto por televisión. Esa imagen icónica, el plano aéreo del Puente Verrazano con miles de corredores. Ahora tú formas parte de ella. Si llevas auriculares (no te los recomiendo, para que no te pierdas nada de la carrera), quítatelos y escucha todo lo que se oye a tu alrededor: la música, los helicópteros, los corredores gritando en diferentes idiomas…

Es la electricidad vibrante de la Maratón de Nueva York. Tardarás un buen rato en salir desde que sonó el cañonazo, y el reloj de carrera está en marcha. Pero no te preocupes: el chip marcará justo el momento en el que pasas por el arco de salida, y ahí es donde empezará a contar tu tiempo.