Cómo moverte por Nueva York

Algunos trucos para no perderte en una ciudad tan grande

A pie

Las calles de Nueva York tienen más de 1500 kilómetros, por lo que patearla es inevitable. Pero, cuidado, no debes andar demasiado en los días previos a la maratón. Aunque el deseo de conocer la ciudad hará que no tomes esta premisa en demasiada consideración.

Es fácil moverse a pie por Nueva York, porque en su mayoría es una cuadrícula perfecta, sobre todo Manhattan (de Houston Street hacia el norte). Piensa que es como un tablero de ajedrez, las avenidas se extienden de norte a sur y las calles de este a oeste. La 5th Avenue se toma como referencia de separación entre los lados este y oeste.

En algunos lugares más turísticos, el bullicio incluso hará que te sea complicado caminar. Por ejemplo, en los semáforos, en los que en ocasiones tendrás que esperar a que se vuelva a poner en verde para los peatones porque no habrás podido cruzar en el primer turno. Esto ocurre también en hora punta. La luz roja acompañada de la frase “Don’t walk” (no camine) significa que el tráfico está cerrado para los peatones, mientras que la luz verde con la palabra “walk” (camine) quiere decir que se puede cruzar. Eso sí, lo más aconsejable es mirar primero, porque algunos conductores no suelen respetar estas indicaciones.

En bici

En los últimos tiempos, Nueva York está haciéndose un lavado de cara para convertirse en una ciudad más sostenible. Una de las consecuencias es que el carril bici ha conquistado las calles. Puedes alquilar una en los múltiples puntos que existen con el servicio de citi bike, muy parecido al que hay en ciudades españolas como Madrid, Barcelona o Sevilla. Es una opción, en ocasiones, más rápida que el transporte público y, por supuesto, cuidas del medio ambiente. Además, te permitirá estirar un poco las piernas, que nunca viene mal en los días previos a la maratón.

En metro

Es, quizás, el mejor del mundo por su rapidez, la extensión de su red (casi 400 kilómetros y unas 500 estaciones) y por estar abierto las 24 horas del día los 7 días de la semana. Eso sí, no esperes que sea un ejemplo de limpieza. Además, tendrás que habituarte a dos palabras en cada estación: local y express. La primera indica que los trenes paran en todas las estaciones (está indicada con un punto negro en el mapa). La segunda señala que sólo se detiene en algunas estaciones (un punto blanco), por lo que es más rápida.

Otras dos palabras fundamentales en el vocabulario del metro son uptown y downtown: es la dirección que llevan los trenes. Casi todos van hacia el norte o hacia el sur, y hay pocas líneas que lo hacen de este a oeste. Un truco para que puedas moverte rápido en las estaciones: los trenes que van al norte se encuentran en el lado derecho de la calle mientras que los que van al sur están a la izquierda.

En cualquier caso, lo mejor para evitar complicaciones es que te descargues una de las muchas apps que hay sobre el metro de Nueva York. La propia aplicación te calculará la mejor ruta, los horarios de los trenes y cualquier posible incidencia (retrasos, obras…) que se pueda producir. Si necesitas alguna actualización oficial, la web de la MTA (empresa que se encarga del transporte público en Nueva York) es muy eficaz.

A la entrada del metro hay una esfera iluminada, que se pone de color verde cuando la estación está abierta y roja cuando está cerrada. Una vez abajo, dirígete a uno de los puntos expendedores para comprar el billete. Lo más recomendable es adquirir una tarjeta para una estancia determinada (siete días en nuestro caso por 34$) y no el billete unitario (2,9$). Como podrás comprobar, es mucho más económico. Eso sí, ten en cuenta que sólo podrás pasar la tarjeta una vez cada 15 minutos, por lo que olvídate de compartirla con otra persona. Podrás pagar en efectivo o con tarjeta de crédito.

Una vez que entres en el vagón, disfruta de la gran variedad de personas que cogen el metro cada día. Desde brokers de bolsa hasta vagabundos. Es toda una experiencia, sobre todo ver la diversidad de artistas y músicos que van pasando entre sus vagones.

En el metro, no te asustes si alguien te grita o te insulta. No te lo tomes como algo personal, es el carácter que se forja en las personas que viven bajo tierra. Con no mantener la mirada solventarás la situación. El metro tiene también sus propias normas de etiqueta, como ceder el asiento a las personas mayores y discapacitadas o dejar salir del vagón antes de entrar.

Hay algunas estaciones que son una ciudad bajo la ciudad, como la de Times Square. Inmensos túneles, líneas que se superponen unas con otras, vías que van por diferentes niveles… No te extrañes si te pierdes allí. Hay otras estaciones que merece la pena ver como mera visita turística: una es la “estación fantasma”. Fue la primera que se construyó, allá por 1904, y se cerró en 1945. Si tomas la línea 6 debes llegar hasta el final, a la parada de Brooklyn bridge. No te bajes del vagón. Espera a que dé la vuelta y pasarás por City Hall. Un lugar mágico.

En autobús

Es una opción más lenta que el metro, puesto que va sobre superficie y depende mucho del estado del tráfico, caótico casi siempre en esta ciudad. Pero te permitirá, además de desplazarte, poder ver la urbe. Y tiene más flexibilidad que el metro, ya que éste en su mayoría discurre de norte a sur, mientras que el autobús lo hace también de este a oeste.

La misma tarjeta del metro (metrocard) te permitirá entrar en estos vehículos que son blancos y azules. Moverte en autobús resultará más sencillo que en metro, puesto que las líneas están más claras. Corresponden a un número y no tienes que fijarte en si es express o local. Para solicitar la parada, es necesario tirar de cordón amarillo o negro situado entre las ventanas.

Aquí puedes encontrar más información.

En taxi

Maratón de Nueva YorkEs la opción más cara, pero te llevará de puerta a puerta. Además, es toda una experiencia: quién no ha visto en alguna película los famosos taxis amarillos. Seguro que te encantará coger uno, aunque sea por vivir la experiencia de pararlos con un silbido al grito de “taxi”, como has visto en el cine. Hay más de 10.000 en la ciudad.

Si están libres llevan el número de arriba encendido y, si están ocupados, estará apagado. La bajada de bandera cuesta 2,5$ y, por cada 267 metros, el contador avanza 40 centavos. Hay cargos adicionales por tiempo de espera y por la noche. Aceptan tarjetas de crédito. Y es obligatoria la propina (un 15% es lo correcto). Todos suelen llevar una pantalla en la que puedes ver noticias y anuncios. A través de este monitor aparece el importe que tienes que pagar, y junto a él está el terminal para pasar la tarjeta.
Además de los famosos taxis amarillos, también los hay de color verde. Estos circulan por los otros cuatro distritos que no son Manhattan.

En coche

El denso tráfico de la ciudad hace que esta opción sea la menos recomendable, sobre todo en Manhattan. Casi todas las calles del Midtown son de sentido único. En general, el tráfico circula en sentido este en las calles de números pares y en sentido oeste en calles de números impares. Las avenidas también tienden a ser de una sola dirección, alternando el sentido norte y sur: la 1st, 3rd, Madison, 6th, 8th y 10th van en dirección norte, mientras que en la 2nd, Lexington, 5th, 7th, 9th y Broadway se circula en sentido sur. Hay tráfico en ambas direcciones en York, Park, 11st y 12nd.

Aparcar es complicado y, además, caro (unos 8$ por media hora). A la entrada de los parkings encontrarás las tarifas. En algunas zonas hay parquímetros para estacionamiento de corta duración (menos de una hora). Si el bordillo de la acera está pintado de amarillo, no se puede aparcar. También hay que tener en cuenta que para cruzar los puentes hay que pagar un peaje.

Si quieres alquilar un coche, no olvides llevar el permiso de conducir en regla.

En barco

El ferry desde Battery park te permitirá disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad. Además, es gratuito. Te lleva hasta Staten Island en apenas 20 minutos y podrás ver el skyline del downtown y pasar junto a la Estatua de la Libertad. Una vez llegues a Staten Island, lo único que tendrás que hacer en la terminal es salir del barco y montarte en el siguiente que te lleva a Manhattan (apenas hay 5 minutos entre uno y otro). Hay otras opciones, como los cruceros NY Waterway o los NY Water taxi, que hace rutas alrededor de Manhattan y te permite tomar fotos increíbles.