Almudena Ariza lo tiene claro: correrá la Maratón de Nueva York mientras pueda. Un condicional marcado por una ajetreada vida profesional. Porque esta periodista a la que admiro es de esas personas que te marcan. También en lo vital. Porque la misma pasión que pone cuando está delante de la cámara es la que tiene en el cara a cara. Seguro que la has visto más de una vez en la tele, porque es uno de los rostros más reconocidos (y respetados) del Periodismo en España. Lo ha hecho todo en esta profesión: desde presentar el telediario, hasta cubrir conflictos bélicos como el último en Ucrania o desastres naturales como el Tsunami de Tailandia. Ha sido corresponsal de TVE en todo el mundo: Pekín, París o Nueva York durante una década. En la Gran Manzana es donde surgió el flechazo con su maratón. Tanta es la pasión que le pone a sus crónicas, que la puede llevar a vivirlas de 1ª mano.
Por eso, cuando le tocó informar sobre esta carrera no quiso conformarse con que se la contaran. Se puso unas zapatillas y el dorsal para presentarse en la línea de salida del Puente Verrazano. Este deporte me puso en contacto con una periodista a la que admiraba y de la que ahora tengo la suerte de decir que es mi amiga. Fruto de nuestro amor por correr y por Nueva York es esta conversación.
- ¿Qué significa para ti la Maratón de Nueva York?
Para mí es importantísima, porque en esta ciudad donde he vivido y trabajado durante 6 años fue donde me enganché a correr.
- ¿Qué te llevó a correrla?
Precisamente cubriendo mi primera Maratón de Nueva York como periodista, me enamoré de las historias que me contaba la gente que venía de todas partes del mundo con sus retos, con su cargamento de ilusiones, con sus sueños. Y me pareció tan fascinante que personas que no eran precisamente atletas, sino gente que tenía la ilusión de cumplir su sueño y que se habían esforzado durante mucho tiempo, se la hubieran planteado. Me pareció algo que realmente podía conectar conmigo. Y dije «yo quiero sentir lo mismo». Así que empecé a correr.
- ¿Cómo la preparaste?
Ésta es una ciudad donde hay muchísima afición a correr, hay gente de todas las edades, de toda condición. Se valora mucho aquí también la cultura del esfuerzo. Así que correr es algo que aquí se hace muy a menudo y en cualquier parte y a cualquier temperatura. Yo empecé a entrenar, primero sola y después me fui enterando un poco. Empecé a entrenar, hice mi primer 10k, luego medias maratones y me estrené en la Maratón de Madrid, en mi ciudad. Luego vino ya Nueva York. Sufrí mucho, pero disfruté. Fue una experiencia maravillosa que recomiendo a todo el mundo.
Correr una maratón es algo que hay que vivir, porque te marca.
- ¿Por qué la recomendarías?
Yo creo que correr una maratón es algo que hay que vivir, porque te marca. Es como tener un hijo o enamorarte. A mí me ha dado más fuerza, más confianza, sentir que soy capaz. Me gusta mucho el proceso, la idea de tener un objetivo y cumplirlo, el entrenar cada día, llegar a casa con la satisfacción de hacer algo que a priori no tenías demasiado ganas pero has cumplido. Después correr para mí se ha convertido en una especie de meditación que casi necesito y me hace muy feliz.
- ¿Qué diferencias aprecias con otras maratones del mundo?
Una maratón en esta ciudad es algo muy especial, con 2 millones de personas en la calle animándote, gritando tu nombre, con tanta gente de todas partes del mundo que te van animando. A las que conoces y compartes esa intensidad de tantas emociones a flor de piel.
- ¿Volverías a correrla?
Pienso seguir haciéndola mientras que pueda, esté donde esté.