Acompañar a los corredores en la Maratón de Nueva York no es tarea fácil. La Maratón de Nueva York es una gran fiesta, está claro. Pero no sólo para los corredores, también para sus acompañantes. No hay nada como la sensación de orgullo que sienten cuando nos ven. Pero en una ciudad tan grande como la Gran Manzana y una carrera con tantos corredores como ésta, la tarea no resulta tan sencilla. Por eso, quiero compartir una serie de recomendaciones para que la experiencia sea lo más placentera posible. Es una forma de sentirles cerca y también de hacerles partícipe de un día tan especial no sólo para los corredores. Este decálogo es una guía para que los acompañantes no os perdáis nada.
1-. Ir con tiempo.
El despertador para los corredores suena muy temprano, porque queda un largo trayecto hasta la salida. Por muy poco ruido que hagamos, posiblemente el acompañante también se despierte. No es necesario que estés en marcha a esas horas tan intempestivas, puedes aprovechar para retozar un rato más en la cama. Pero, siendo tan temprano, es posiblemente que te levantes mucho antes de lo habitual. Eso será una ventaja para ir con tiempo al lugar que habéis pactado para veros. Hacerlo con antelación permitirá mayor margen en caso de que haya algún imprevisto por el camino (recuerda que es día de maratón y, por tanto, la ciudad puede estar colapsada por tantas miles de personas y calles cortadas). En caso de que no ocurra nada y todo vaya fluido, llegar con tiempo será una gran oportunidad de coger un buen sitio. Mientras esperan a que lleguemos, podrás ver también a los corredores profesionales y comparar lo rápidos que van ellos con lo lentos que somos los aficionados.
2-. El metro es la mejor opción.
Si piensas en qué medio de transporte utilizar, en Nueva York yo siempre apuesto por el metro. Más aún en un día como el de la Maratón, en el que hay muchas calles cortadas. Eso altera, lógicamente, el tráfico. Y en una ciudad en la que (casi) siempre hay atascos, te da más papeletas de verte atrapado en caso de que optes por coger un taxi o un Uber. El metro es sencillo, cómodo y en la Gran Manzana funciona las 24 horas. Esa es la razón por la que los fines de semana (cuando hay menor afluencia de gente) algunas líneas ven alterado su funcionamiento, para realizar tareas de mantenimiento. Por lo que, antes de coger el metro, comprueba en la app oficial que no va a afectar a la línea que vas a coger.
3-. Descarga la app.
La app de la Maratón de Nueva York aporta información muy interesante. Por ejemplo, puedes hacer un seguimiento al segundo del corredor que quieras. Sólo tienes que introducir su número de dorsal (importante haberlo apuntado de antemano) o su nombre y apellidos. Con este tracking irás monitorizando sus zancadas desde la salida para saber si va en el tiempo que tenía previsto y calcular sobre qué hora llegará al punto que hayáis pactado para verle (más abajo te digo cuál es el más recomendable). Por tanto, es importante que previamente hayáis planificado a qué ritmo va a correr. Bueno, esto es la teoría. Porque luego ya se sabe que pueden ocurrir imprevistos y que todo no vaya según lo pensado.
4-. Lleva algo que te identifique.
Entre tantos participantes (son más de 50.000 los que toman la salida), se hace muy complicado poder encontrar al corredor al que estás buscando. Es casi como buscar una aguja en un pajar. Puedes calcular, más o menos, mediante el tracking que previamente has hecho, sobre qué hora pasará por el punto pactado. Pero, para que no te lleves una sorpresa desagradable y no lo encuentres, lo mejor es que el corredor te busque a ti. Es mucho más sencillo. Por eso es importante que lleves algo que te identifique: una pancarta de ánimos, una bandera de vuestro país de origen, ropa visible…
5-. Prepara una pancarta.
Como decíamos en el punto anterior, una pancarta de ánimos puede ser un buen elemento para que el corredor te identifique perfectamente. Cumplirá un doble objetivo porque, además, le insuflará de una energía y un aliento que pueden ser fundamentales para que se recupere. Normalmente, puedes pactar con el corredor alguna frase motivadora que él suela utilizar. O algunas palabras familiares con las que os soláis referir al corredor.
6-. Llévale fruta o algo que pueda necesitar.
El corredor suele llevar geles de glucosa en los bolsillos del pantalón. Pero tampoco puede cargar con demasiadas cosas. Además, los imprevistos de la carrera pueden hacer que se le caigan o que se le rompan. O, incluso, que necesite algo más que no haya podido llevar. Por eso, está bien que pactéis la noche antes qué es lo que puede necesitar: normalmente, a esas alturas de la carrera, una pieza de fruta suele ser muy bien recibida. Lo más fácil de masticar, tragar y digerir son los plátanos y las naranjas. Tenlas peladas para que estén listas cuando llegue el corredor.
7-. Olvídate del teléfono.
Es un momento especial, así que trata de vivirlo al máximo. Intenta evitar cualquier elemento que lo interfiera. Por eso, olvídate del teléfono. Limítate a darle un abrazo (si se para), a decirle una frase que le motive y a animarle. En caso de que quieras inmortalizar ese momento, dale el móvil a alguien que esté al lado y pídele que te haga fotos o que grabe un vídeo.
8- Dile algo que le motive.
Hay momentos en los que la mente ordena y el cuerpo ejecuta. Sobre todo, cuando el cuerpo está a punto de decir «basta». La parte mental es fundamental para el corredor. Y siempre hay una frase que te hace «click» para tratar de cumplir tu objetivo cuando estás a punto de abandonar. Como acompañante (familiar, pareja, amigo), conoces bien al corredor y sabes exactamente qué puedes decirle para tratar de motivarle. Piensa en esa frase especial que tenéis, esa palabra que sabes que le hará reaccionar justo en ese momento. Te lo agradecerá.
9-. La mejor ubicación.
Seguro que durante todo este decálogo te has estado preguntando que «sí, todo esto muy bien», pero ¿cuál es la mejor ubicación? Hay maratones que son más sencillas porque son circuitos a los que les dan varias vueltas. Pero en Nueva York eso no ocurre. Como bien sabrás, al ser una prueba de 42 kilómetros, tienes muchas opciones para elegir. Olvídate de la salida en Staten Island, allí sólo pueden acceder los participantes. Después la carrera entra en Brooklyn. Pero no te lo recomiendo porque está lejos y, por tanto, necesitas mucho tiempo para ir y también para volver. En Queens hay varios lugares que no están mal. Pero, para mí, la mejor ubicación está en un punto concreto de Manhattan.
Los corredores entran al distrito más conocido de la ciudad, después de haber cruzado el durísimo Queensboro Bridge, por la First Avenue. Y la encaran hacia arriba durante 6 kilómetros, hasta llegar al Bronx. Es una larguísima recta que coincide con la parte más complicada de la maratón, el conocido como muro. Justo en ese momento donde más flaquean las fuerzas puede ser muy útil encontrarte con un conocido. Al ser una avenida tan larga, lo mejor es que concretéis un punto exacto: para ello tenéis el número de las calles como referencia. Desde la 61 hasta la 127 podéis elegir. Además, también tenéis que pactar en qué lado os encontraréis. Lo más recomendable es que lo hagáis a la izquierda de los corredores. De esta forma, y aquí es donde viene mi truco, una vez que pasen podréis ir caminando a la Fifth Avenue para poder verles de nuevo cuando estén cerca de acabar la carrera. En ese caso, también les veréis a la izquierda en el sentido de su marcha. Si en la Primera Avenida le hubieses visto a la derecha, tendrías que cruzar la calle para ir a la Quinta Avenida, algo prácticamente imposible durante la maratón con la gran cantidad de corredores.
De un sitio a otro apenas tardarás 5 minutos. Tiempo más que suficiente para ver al corredor, porque a él le queda una media hora aproximadamente. Ya en la Quinta, y a la misma altura de donde lo viste en la Primera (imagínate que pactasteis veros en la calle 80), podrás animar de nuevo a tu corredor a falta de muy pocos kilómetros para acabar la maratón, justo antes de entrar en Central Park. Además, se trata de un punto crítico porque ya las fuerzas están al límite y aquí la carretera se empina un poco hacia arriba.
Si vas, como te recomendé en el punto 2, en metro las mejores líneas son la Q (amarilla, para en la Segunda Avenida) o la 6 (verde, para en Lexington Avenue) bajándote en las estaciones de las calles 86 o 96.
10-. Fija un punto de recogida.
No podrás acceder a la zona de meta salvo que compres un ticket para estar en las gradas. Pero no es muy barato. Tienes la opción de encontrarte con tu corredor en la zona de recogida, en Central Park West a la altura de la calle 80 (junto al Museo de Historia Natural). Pero tiene varios inconvenientes: el más importante es que esa misma idea la han tenido los acompañantes de los otros miles de corredores que están llegando, con lo que aquí se forma un gran cuello de botella. El otro problema será llegar hasta aquí desde el lado opuesto del parque, en la Quinta Avenida, el segundo punto para ver a tu corredor. Si quieres llegar a pie es muy complicado, porque buena parte de Central Park está cortado por la carrera. La otra opción es en metro, pero tendrás que dar una vuelta muy grande porque debes tener en cuenta que estás intentando moverte en horizontal, cuando la mayoría de las líneas del suburbano neoyorquino circulan en vertical (de abajo a arriba de la ciudad). Teniendo presentes estas dificultades, y que el corredor está muy cansado cuando llega a la meta y no quiere complicaciones de andar buscando a sus acompañantes, lo más sensato y oportuno es volver al hotel o apartamento y esperarle allí. Además, habrás tenido tiempo suficiente para comprarle algo de comer y prepararle un baño caliente para que se relaje. Luego llegará el momento de celebrarlo.
Como podrás imaginar, no hay una única forma de seguir a tu corredor. Pero, para mí, ésta es la que cada año me ha resultado más útil. Si tienes alguna otra y te ha funcionado, estaré encantado de que la compartas por aquí en los comentarios o me escribas en redes. Espero que estos tips te hayan resultado útiles. Disfruta de la experiencia, es maravilloso y muy inspirador poder ver a un ser querido corriendo la Maratón de Nueva York.