El recorrido de la Maratón de Nueva York (3): Queens

A partir de ahora ya sólo te queda restar kilómetros

El recorrido de la Maratón de Nueva York llega a su mitad en Queens. El Pulaski Bridge marca la media maratón y la entrada a este distrito de la ciudad. Un puente que recibe su nombre de Kazimierz Pulaski, militar polaco que luchó en la Guerra Civil y que murió por heridas de guerra en 1779. Desde aquí podrás ver perfectamente el Empire State Building y darte cuenta de que cada vez estás más cerca de Manhattan.

Los primeros corredores, tanto en categoría masculina como femenina, que crucen el puente (y terminen la carrera) reciben un premio especial de la embajada polaca. Aquí podrás calibrar si vas bien o no, si te queda energía y si vas a conseguir tu objetivo. Mide 830 metros, y no hay ni aficionados ni bandas de música. Pero sí cámaras de fotos que captan el momento para que luego las puedas comprar online como souvenir, así que ¡luce tu mejor sonrisa! Repartidos por el recorrido, hay fotógrafos subidos en andamios o apostados en el asfalto, con un cartel muy grande que pone “smile” (sonríe). Será un bonito recuerdo de esta carrera.

Una vez que dejas el puente ya has entrado en Queens. En Long Island City, los maratonianos pasan por una nueva zona de animación, en Hunters Point Community Park y el Centro de Arte Contemporáneo P.S. 1. En la esquina de la 44th y la 10th Avenues suele haber un señor que toca sonidos irlandeses con su acordeón, Stanley Rygor. Con su pelo ya canoso, ha estado tocando allí los últimos 23 años. Toca música irlandesa en un pub del Lower East Side, pero éste es el día más especial para él. Corrió la maratón cuatro veces, a finales de los 70 y principios de los 80, por lo que sabe lo importante que es estar ahí apoyando. Hace sonar su instrumento desde las 10 de la mañana hasta las dos de la tarde, y sólo se detiene un momento para comerse el sandwich que le prepara su mujer.

El temido Queensboro bridge

Antes de entrar en el Queensboro Bridge se pueden ver los Silvercup Studios, el estudio de cine más grande de Estados Unidos, Hollywood aparte. Aquí, por ejemplo, se rodó “Sexo en Nueva York” y “Los Soprano”. Una vez que estás en el puente, también conocido como el 59th street Bridge, aprovecha para saborear una de las vistas más impactantes de Manhattan, con el Empire State Building emergiendo radiante entre todos los rascacielos. Esta distracción te ayudará a sobrellevar la dureza de la subida del puente en su primer tramo. Además, puedes ir más concentrado, ya que a esta zona no pueden acceder espectadores. Se va por el nivel más bajo del puente, al que Simon and Garfunkel dedicaron su canción “Feelin´ Groovy”. Durante varios minutos se corre bajo una tenue oscuridad pero, al fondo, a lo lejos, se ve la luz. Manhattan aguarda como si fuera la tierra prometida.

Llevamos ya 25 kilómetros y el cansancio empieza a hacer mella. Por eso, es el lugar en el que empiezas a ver gente tocada: algunos se paran a estirar, otros van andando, los hay que tienen que detenerse por culpa de los calambres. El Queensboro es uno de los puntos más temidos de la carrera, por su ubicación, por sus rampas y por el poco ambiente. Supone el primer gran obstáculo que hay que solventar en la búsqueda de ese Edén llamado Central Park. Es una imagen dantesca, acrecentada por el silencio reinante ante la ausencia de espectadores. Parece como si le hubieran dado al “mute” de un televisor, aunque progresivamente el volumen empieza a ir subiendo. Conforme te vas acercando al final del túnel, el ruido de los espectadores es cada vez más alto. Prepárate para lo que te espera cuando salgas…

Sólo quedan unos pocos metros para salir de este puente que parecía interminable. La segunda mitad es cuesta abajo, pero casi preferías cuando la carretera picaba hacia arriba. Porque la pendiente descendente va a castigar tus ya maltrechos cuádriceps. No pienses en ellos. Sólo aprovecha el terreno favorable para darte un respiro, inspira fuerte y saborea el momento que vas a vivir, porque va a ser uno de los más impresionantes de tu vida.