Historia de la Maratón de NY (los 70’s)

Fred Lebow, ¡contigo empezó todo! (LOL)

La historia de la Maratón de Nueva York está plenamente conectada a Fred Lebow, un rumano superviviente del holocausto judío. Llegó a la ciudad en los años 60, empezó a correr en el Reservoir de Central Park (el gran lago que hay en el centro del parque) y se inscribió para algunas carreras del Road Runners Club. Entonces, pensó que estaría bien organizar una maratón en Central Park. Junto a Vince Chiapetta, organizó la primera Maratón de Nueva York el 13 de Septiembre de 1970, desarrollada por completo dentro del parque.

De los 127 inscritos, sólo 55 hombres la acabaron. Al ganador, Gary Muhrcke, le premiaron con un reloj de pulsera que apenas tenía valor. La inscripción costaba un dólar y el presupuesto total del evento fueron 1.000 dólares. Para que nos hagamos una idea de la magnitud que ha adquirido en estos 38 años. La única participante tuvo que abandonar por enfermedad. Al año siguiente Beth Bonner ganaría con un tiempo de 2h55’22’’, convirtiéndose en la primera mujer en bajar de la barrera de las tres horas.

La presencia femenina no estaba bien vista en este tipo de eventos, por lo que no se les daban demasiadas facilidades para inscribirse. En 1972 el número apenas había crecido a seis mujeres. Pero, a pesar de ser pocas, se encargaron de hacer mucho ruido. Su salida se daba 10 minutos antes que la de los hombres, algo que consideraban sexista. Por eso, se sentaron en señal de protesta y no se pusieron de pie hasta que no llegó el turno para los chicos. Entonces sí, empezaron a correr. Nina Kuscsik y Pat Barrett fueron las únicas que llegaron a la meta. La organización les añadió a sus marcas los 10 minutos que habían estado paradas al principio. Pero ambas protestaron y se corrigió el tiempo.

Historia de la Maratón de Nueva York
(Foto NY Times)

La lucha por la igualdad

La sentada surtió efecto, porque desde ese año, todos (ellos y ellas) saldrían a la misma hora. Aunque ya en el siglo XXI los organizadores creyeron conveniente que las chicas salieran 35 minutos antes que los hombres, para que tuvieran mayor exposición televisiva. Esto provoca, eso sí, que ellas no puedan disfrutar del ceremonial de la salida.

La propia Kuscsik, junto a Kathrine Switzer (que unos años antes había protagonizado en la Maratón de Boston la imagen más icónica en pos de la igualdad de género) trabajaron con Lebow para que en 1972 se hiciera una carrera sólo para mujeres.

En 1973 la prueba ya empezaba a tener ciertos tintes de profesionalismo, y el ganador, Tom Fleming, se llevó como premio un billete de avión para hacer una vuelta al mundo. Al año siguiente, el calor causó estragos entre los participantes y casi el 40 por ciento tuvo que abandonar. En esa edición el triunfo se lo llevó Kathrine Switzer, con una diferencia de 27 minutos sobre la segunda, el mayor margen en la historia de la Maratón de Nueva York. Un año después, la propia Switzer convenció a Fred Lebow para firmar un contrato con el primer patrocinador de la prueba, Olympic Airlines. Que, por fin, usó cronometraje electrónico y los corredores empezaron a ser entrevistados en la televisión local.

La maratón sale de Central Park

1975 fue el último en el que la Maratón de Nueva York se celebró completamente en Central Park. Tom Fleming se llevó el triunfo, bajando de las 2 horas y 20 minutos, el único hombre que lo ha conseguido dentro del parque. Era mitad de los 70 y la prueba había crecido ya a 534 corredores. Eso llevó, en 1976, a Lebow y a Percy Sutton a plantear sacar la Maratón de Nueva York a las calles de los cinco distritos de la ciudad, en una fiesta en la que participaron ya 2.090 corredores. Para ello fue fundamental el apoyo del magnate inmobiliario Lewis Rudin, con una importante contribución de 25.000 dólares. Su padre, Samuel, un entusiasta del running, había muerto poco tiempo antes. Así que pensaron que ese “patrocinio” podría ser un gran homenaje para él. Desde entonces, el trofeo que se le entrega al ganador de la Maratón de Nueva York lleva su nombre. Lewis lo encargó a Tiffany’s, que diseñó una bandeja de plata con un mapa de la prueba, que se entrega a los tres primeros.

Bill Rodgers
(Foto Sports Illustrated)

El propio Lewis Rudin pidió que la carrera saliera de Fort Wadsworth, ya que él había estado allí con la armada americana en 1943, antes de ser destinado a Europa. Con tales antecedentes militares, propuso que el inicio de la carrera se marcara con dos cañones en lugar de la típica y clásica pistola. Y la tradición se ha mantenido hasta hoy en día. Los ganadores Bill Rodgers y Migi Gorman hicieron añicos los récords de la prueba.

La inscripción subió a cinco dólares. La carrera tuvo lógicamente un cambio en su recorrido, cruzando cinco puentes y entrando en los cinco distritos (Manhattan, Brooklyn, Queens, Bronx y Staten Island). El nuevo trazado apenas pasaba por el Bronx: los corredores cruzaban el Willis Avenue Bridge, tocaban un mástil que había colgado en el puente y regresaban. Los vecinos protestaron, porque querían que los corredores estuvieran más tiempo en el barrio, así que Fred Lebow añadió al año siguiente una milla.

Un nuevo cambio en el circuito

Sacar la Maratón de Nueva York a las calles de la ciudad fue una decisión innovadora, rompedora, que después sería imitada por otras maratones de todo el mundo. Que el recorrido pase por multitud de barrios permite tanto a los participantes como al público apreciar los atractivos culturales, turísticos y naturales de la ciudad.

Miki Gorman volvió a llevarse el triunfo en 1977, la última victoria de una estadounidense hasta Shalane Flanagan en 2017. Una edición que tuvo una nueva modificación en su recorrido, abandonando el Brooklyn Navy Yard, porque esa zona estaba muy alejada, y trasladando la ruta a la zona más amplia de Bedford Avenue. Pero eso no gustó mucho entre las bandas callejeras del vecindario. Inmediatamente, Lebow les convenció regalándoles souvenirs de la maratón, a cambio de que ellos vigilaran esa zona. Un buen trato que aceptaron sin dilación. Además, fue la primera vez que los voluntarios entregaron mantas térmicas en la meta. Con 4.821 participantes, la Maratón de Nueva York se había convertido en la más numerosa del mundo.

Irrumpe una leyenda: Grete Waitz

Igual que el año anterior, en 1978 Rodgers se sobrepuso a las altas temperaturas para convertirse en el primer corredor que ganaba tres veces la prueba. En categoría femenina irrumpió un nombre que está aparejado a la historia de la Maratón de Nueva York: Grete Waitz.

Esta atleta, olímpica en pista, nunca había corrido más de 12 millas (unos 18 kilómetros). Con ese bagaje ganó la carrera estableciendo, además, el récord del mundo en 2h32’30’’ (lo mejoró en dos minutos). La noruega, pensando que sería su primera y última vez en Nueva York, quiso aprovechar bien su estancia en la ciudad: cenó la noche previa a la carrera cocktail de gambas, filet mignon, patata al horno y helado, todo ello regado con una estupenda botella de vino. Justo lo contrario a la buena carga de hidratos que se recomienda. Lógicamente, al día siguiente se deshidrató y empezaron a darle calambres. Sin teléfono y sin dinero, terminar era la única forma de reencontrarse con su marido (que la esperaba en la meta) y decirle lo que pensaba de las maratones. Así que empezó a correr hasta terminar la prueba, pulverizando todos los registros. Justo cuando acabó, con el dorsal 1.173, le tiró las zapatillas a su marido y le dijo que nunca más volvería a correr.

Pero no fue fiel a su palabra. Al año siguiente preparó mejor la prueba y corrió cinco minutos aún más rápido que en su debut, para establecer una nueva plusmarca mundial (2h27’33’’), convirtiéndose en la primera mujer que bajaba de las dos horas y media. Su rutina previa no fue muy diferente a la del año anterior: ir al Rockefeller Center y patinar con su hermano. En categoría masculina, el triunfo por cuarto (y último) año consecutivo fue para Bill Rodgers. Por primera vez, hubo premios en metálico. La Maratón de Nueva York ya era un evento global, con más de 10.000 participantes de 56 países diferentes.